Cuando un caballo quiere llamar cornudo a otro... ¿le llama unicornio?

Había preparado una entrada llena de comentarios sexistas, pero como ninguna mujer (y posiblemente ningún hombre) va a leer esta entrada, voy a tener que postponerla. En su lugar, hablaré sobra la frustración (que no guarda relación directa ni indirecta con la frusta, es decir, "fruta" mal escrito).
Seguro que casi todas las personas que puedan leer este blog han jugado alguna vez a algún juego online, en caso de que exista gente que no lo haya hecho (omitiendo cualquier tipo de comentario ofensivo) seguro que alguna vez han seguido algún deporte, si hay alguna persona que no se clasifica en ninguna de estas dos categorías, no creo que merezca ser mencionada.
Todos hemos sido campeados en el Wow, en el CS, en el COD y en cualquier juego que te llamen friki si le dedicas cierto número de horas diarias. Y todos hemos deseado matar a la persona que lo hacía.
Por supuesto, el motivo por el cual nos matan es siempre que estamos fumando, en el baño, manteniendo conversaciones sobre el movimiento nacionalista ruso o viendo videos sobre el pulpo Paul en youtube. Y por supuesto, nuestra imposibilidad de vengarnos es únicamente debido a las trampas que la persona que nos está generando esa frustración utiliza.
Como todos bien sabemos, a la gente que se le dá algo bien o que destaca, acaba siendo un blanco bien merecido por todos los que somos unos mediocres y en honor a la igualdad, hay que erradicarlos a todos.
Eso hizo un tal Julien Nosequé (aunque todos sabemos que todos los extranjeros se llaman John, incluso las mujeres), convirtiéndose así en un héroe para el movimiento mediocre:

Me llamo Julien Barreaux, tú mataste a mi personaje del Counter-Strike... prepárate a morir - Gizmodo ES - The gadgets weblog

Te queremos John, aunque no seas capaz de usar tu auténtico nombre en público.

Burka lo más vital no más

Como ya todos debéis saber, me he tomado unas más que merecidas vacaciones después de todo este duro tiempo de estudio. No, no pienso presumir de todo lo que he conseguido lograr que ningún otro ser humano podría haber hecho (seguramente sí, pero me encanta creer estas cosas).
Dejando de lado cosas que no le importan una mierda a nadie, diré que estoy en la capital de mi país: Madrid. Es una bonita ciudad, en la cual he visto cosas que jamás había visto en mi pequeña aldea; Gente caminando y exhibiendo con orgullo la bandera gay, grandes conglomeraciones de gays metiéndose mano por la calle, un gay besando a un perro que posiblemente también era gay... y un largo etcétera. Y yo reflexiono por todos aquellos que no poseen la capacidad de hacerlo y digo, ¿es esto lo que queremos para nuestros hijos? La respuesta es bastante simple: No.
¿Qué clase de sociedad es una sociedad en la cual nuestros hijos puedan sentirse libres de tener cualquier tipo de sexualidad?, ¿no son los obispos y curas los encargados de erradicar estos comportamientos y enfermedades extrañas, y de enseñar a nuestros hijos ejemplos que no deben seguir?, pero lo más importante de todo... ¿Dónde cojones están los burkas?

Periodista de intereconomía -> Off

Al menos los hay hijos de puta y con gracia:

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